A veces, tengo miedo
de padecer un mal viajero,
corremos a través de un perdido estrecho
y bebemos con la sonrisa de un pecador.
A veces, llevo muy dentro
los temores de la vejez
como la soledad palpitante
que enternece los suelos de horror.
El paso tiezo y doloroso
y las vidas mas continuas
en un rostro sin expresión.
A veces, tengo miedo
de padecer mi mal viajero.
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