miércoles, 16 de abril de 2008

Pequeñas nubes en el cerebro

Una tarde, se despertó después de muchos años y sintió el mundo muy viejo y sin música; entonces caminó por un largo tiempo buscando la vida bajo sus pies.
Al caer la noche, sintió que el frío estaba ya muy gastado y al pasar tanto tiempo dormido, el frío lo desconoció. Se recostó entre dos piedras e intento oler el sudor de éstas, pero estaban tan secas que no podían llorar y entre tanta extrañez cerró los ojos y pereció por un corto tiempo.
Al despertar subió por el árbol a la nube más alta para poder observar el mundo y así se pasó días y meses, hasta que sus ojos se corrompieron por las ambiciones del mundo y sus desterrados.
Y bajó de las nubes por el mismo árbol.
Caminó por los pastizales donde los edificios estaban ausentes y podía planear bien su estrategia, voló como un ave pero aterrizó como humano en un camino largo, uno muy largo.
Se detuvo como niño a observar lo que aún no había vivido y corrió como un animal grande al huir de sus miedos más pequeños, se escondió como un animal débil y sus carencias, se volvió rico para ocultar su miseria y se volvió dios para ocultar su humanidad.
Y así pasó el tiempo hasta que cansado de vivir atravesado de dulces y mentiras, se arrancó las alas y saltó desde la nube en la que se corrompió. Y así terminó la vida de un hombre que fue tanto que no pudo ser nada.