domingo, 11 de noviembre de 2007

Conversación 1

El dice: Y lamento que tus ojos no perciban la dulzura de este cielo violeta.
Ella dice: Mis ojos no perciben nada dulce desde que comienzas a hablar.
El dice: Lamento las ropas rasgadas que dibujé cuando me recosté en tu cuerpo.
Ella dice: Yo me apeno por las heridas que no se limpian de mi piel.

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